La arquitectura sustentable busca reducir el impacto ambiental en la construcción, usando materiales duraderos y eficientes. Los gaviones destacan como una solución ecológica que combina funcionalidad, estética y bajo mantenimiento. Descubre cómo se aplican en proyectos reales comprometidos con el medio ambiente. 

¿Qué es la arquitectura sustentable? 

La arquitectura sustentable es una forma de diseño y construcción que busca reducir al mínimo el impacto ambiental de las edificaciones. Esto lo realiza mediante un uso eficiente de los recursos naturales a lo largo de todo el ciclo de vida del inmueble. Este enfoque considera no solo la eficiencia energética y el aprovechamiento de fuentes renovables, sino también la elección consciente de materiales de construcción, como los gaviones.  

En este contexto, estos módulos de malla doble torsión se han convertido en una solución compatible con los principios de la arquitectura sustentable. Estas cajas son llenadas con piedra natural, por lo que favorecen la integración con el entorno y permiten el drenaje natural del agua. Al mismo tiempo, reducen la necesidad de materiales con mayor huella ambiental, como el concreto.  

La versatilidad de estos materiales para la arquitectura sustentable les hace ideales para estructuras de contención en proyectos robustos. También para sumarse al atractivo visual en fachadas y elementos paisajísticos de construcciones. Algunos ejemplos de sus aplicaciones son zonas habitacionales, hoteles, parques o clubes de golf. 

Gracias a su capacidad para adaptarse a diseños bioclimáticos, el uso de los gaviones representa una alternativa funcional, estética y ecológica que se integra de manera armónica a otro tipo de elementos para una construcción más verde.  

5 materiales comunes para una arquitectura sustentable 

Uno de los pilares fundamentales de la arquitectura sustentable es la selección de materiales de bajo impacto ambiental que, además de ser funcionales, contribuyan a la eficiencia del edificio y a la conservación del entorno. Estos materiales deben ser duraderos, reutilizables, reciclables o de origen renovable. También deben emplear poca energía en su producción, transporte y mantenimiento. Entre los más utilizados podemos mencionar los siguientes: 

1. Adobe y tierra compactada: materiales tradicionales que ofrecen excelente aislamiento térmico y reducen la huella de carbono, especialmente en climas cálidos. 

2. Bambú: por su rápido crecimiento y alta resistencia, se considera una alternativa ecológica y versátil para estructuras y acabados. 

3. Geosintéticos: el uso de biomantas como la BioMac® de Maccaferri, pueden cumplir con la función de biodegradarse para aportar nutrientes a un talud donde sea instalado; así que, su vida útil de servicio será relativa a la vegetación que pueda crecer en el sitio.  

4. Paneles solares y fotovoltaicos: aunque no son materiales constructivos como tal, su integración en techos y fachadas convierte a la edificación en una fuente activa de energía limpia. 

5. Gaviones: estas soluciones de piedra y malla doble torsión tienen capacidad drenante y no suelen exigir maquinaria pesada para su instalación, por lo que su huella de carbono es bastante baja (hasta 7 veces menor contra el concreto).  

La correcta elección e implementación de estos materiales permite que una edificación no solo sea eficiente, sino también armónica con su entorno, resistente al paso del tiempo y menos demandante en términos de recursos. Si requieres inspiración para tu proyecto, aquí te compartimos un caso de éxito en el que han sido usados los gaviones para lograr una arquitectura más sustentable.  

Ejemplo de arquitectura sustentable con gaviones 

En este caso real, el sistema constructivo a base de gaviones fue clave para resolver desafíos de ingeniería y estética; en ellos, quedó demostrada la versatilidad de estas soluciones en diferentes contextos. 

Los gaviones realzan la vista en rotonda turística de Puebla 

En el desarrollo del complejo habitacional Atlixco, ubicado en Puebla, se enfrentó el reto de construir una rotonda turística a 14 metros sobre el nivel del terreno natural. El objetivo no solo era funcional, sino también estético, ya que el conjunto debía conservar una fachada con apariencia de piedra, característica de la zona.  

Para alcanzar este nivel de rasante sin comprometer la seguridad ni el diseño, se optó por una solución con gaviones de contención a gravedad dispuestos en forma circular. Maccaferri participó tanto en el diseño de ingeniería (para lo cual se basó en estudios topográficos y mecánicos del suelo), como en la supervisión de la obra. Con ello, se garantizó una instalación precisa.  

El resultado fue una estructura única por su altura y forma, capaz de cumplir con los requisitos técnicos y visuales del proyecto. De esta manera, queda como referente de lo que una arquitectura preocupada por sumar soluciones sustentables puede logar en cuanto a seguridad, funcionalidad y paisajismo.